Beneficios de las sardinas en lata para la salud y contraindicaciones

Las sardinas en lata son uno de los mejores alimentos que incluir a tu dieta. Son fáciles de comer, van genial en forma de bocadillo, ensalada o tosta y aportan nutrientes tan importantes para el cuerpo que se recomiendan mucho en situaciones tan delicadas como la del embarazo. A continuación te contamos cuáles son los beneficios de las sardinas en lata.

Si tienes sardinas en lata en casa (un producto que nunca puede faltarte) acostúmbrate a servírselos una vez a la semana a tus hijos y a comerlas tú mismo con esa periodicidad. Es clave que incluyas pescado azul a tu dieta, y hay pocas formas tan sabrosas, fáciles y saludables que con las sardinas en lata.

Las sardinas en lata le aportan al cuerpo una gran cantidad de vitaminas del grupo B, calcio, vitamina D, yodo y proteínas; pero cuidado, también contienen purina de forma natural, por eso se recomienda no abusar de su consumo.

Propiedades de las sardinas en lata

Las sardinas son fabulosas. Puedes consumirlas solas, con pan o incluso integrarlas a una ensalada con aguacate.

Si no hay problemas con el yodo, consumirlo supone un plus de vitalidad a tu pelo y uñas. Tanto ellas como nuestro cabello, su salud y brillo son síntomas de salud, y eso se logra comiendo este rico alimento del mar.

De entre las vitaminas del grupo B más destacadas encontramos la B12. Esta vitamina es una de las más importantes para consumir, pues asegura la buena salud celular. La B12 da alegría y nos equilibra. Por ello, si tienes un día de bajona, come sardinas en lata. También tienen B3, que sirve para combatir el colesterol. Contar con poca grasa perjudicial en el cuerpo también nos ayuda a ser más felices.

Del mismo modo que otros pescados azules, otro de los beneficios de las sardinas en lata para la salud, tiene que ver con sus efectos antinflamatorios y anticoagulantes, pues son un gran aporte de omega 3.

Además de todas las vitaminas del grupo B, también contiene vitamina D, esencial para tener un sistema inmune fuerte. Por último, destacar, que su alto contenido en fósforo te ayudará a tener unos huesos fuertes.

Contraindicaciones de las sardinas en lata

• Las sardinas en lata contienen yodo. Si estás embarazada, es crucial que antes de consumir productos con yodo te hagas pruebas con tu ginecólogo para comprobar que no tienes un tipo de hipertiroidismo propio del comienzo del embarazo.
• Además de yodo, también contienen purina. La purina no es tóxica ni es mala en pequeñas cantidades, pero tampoco se puede abusar, por ello, se recomienda limitar su consumo a una vez por semana.

Cenar sardinas en lata es bueno como parte de una dieta equilibrada

Si estás en época de estudios, te alegrará saber que las sardinas también contienen fósforo, crucial para estudiar bien. Su alto contenido en proteínas te saciará y dotará de fuerza a tus músculos, para que aguantes más tiempo rindiendo al máximo.

Además de todas las propiedades que hacen a las sardinas en lata beneficiosas, son ligeras, saciantes y fáciles de consumir a la hora de la cena. Una forma muy sencilla de tomar las sardinas en lata es en ensaladas, por ejemplo en una ensalada de pasta, sardinas y uvas. Otro ejemplo, podría ser a torre de patatas, tomate y sardinas; el sabor del pescado combina perfectamente con el del tomate y otras frutas y verduras con gran aporte vitamínico.

Por todos estos beneficios, acostumbra a incorporar a tu dieta una latita de sardinas en lata de vez en cuando. Además de todo lo que hemos mencionado, es una fuente natural de calcio. Poco más se le puede pedir a una lata.

Composición nutricional de una lata de sardinas en aceite

Información básica

Principales nutrientes de las sardinas en lata por cada 100 g

• Sodio: 650 mg
• Potasio: 430 mg
• Calcio: 400 mg
• Fósforo: 341 mg
• Magnesio: 53 mg

Como ves, las sardinas en lata son una excelente opción para incluir en tu dieta, siempre de manera balanceada. ¡Vente ya a Gadis y encuentra las mejores sardinas!

Consulta información sobre otros alimentos en nuestro blog, como, por ejemplo, las habas, los rábanos rojos, el aceite de sésamo, las nueces, la remolacha y la zanahoria cocida.