El voluntariado: una forma desconocida de colaboración y aprendizaje
El concepto de desarrollo sostenible gira en torno a la idea de transformación social, ambiental y económica. Esto requiere de una ciudadanía activa y comprometida para conseguir un mundo más justo, inclusivo y sostenible. Por eso, la Agenda 2030 reconoce explícitamente a los grupos de personas voluntarias como partes interesadas para alcanzar los 17 ODS. La consecución de estos objetivos exige cambios de actitud y comportamiento a largo plazo. El voluntariado constituye una pieza clave, ya que contribuye a crear conciencia y defender esos cambios, inspirando a otras personas y convirtiéndose en un medio poderoso y transversal de implementación.
La acción voluntaria es un recurso con enorme potencial para la solución de problemas. De hecho, su importancia se evidencia con claridad en la respuesta a los crecientes desafíos a los que nos enfrentamos a nivel mundial: pandemia, conflictos, desastres naturales… Con frecuencia, las personas voluntarias reaccionan con urgencia y son las primeras en organizarse para ayudar. En Gadis, siempre hemos valorado esta solidaridad colectiva para impulsar un cambio positivo y hemos tratado de apoyar este tipo de iniciativas. Pero ¡no todo son grandes acciones bien organizadas! También hay pequeños gestos que pueden significar mucho. En definitiva, todas y todos podemos ser agentes de cambio y llevarnos un aprendizaje en el proceso. ¿Quieres saber cómo? ¡Sigue leyendo!
El voluntariado: colaboración y aprendizaje
La Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado define el voluntariado como una actividad solidaria y social, de carácter altruista, sin contraprestación económica de ningún tipo. Por su parte, la Plataforma del Voluntariado de España pone énfasis en la mejora de la realidad que supone la intervención de las personas voluntarias, ya que la acción voluntaria constituye un motor importante para el desarrollo.
De acuerdo con el último informe de las Naciones Unidas, el número mensual de personas voluntarias mayores de 15 años en el mundo supera los 862 millones, aunque la mayoría del trabajo voluntario se organiza de manera informal. Es decir, se trata de acciones que no están amparadas por una organización, pueden ser individuales y surgir de manera espontánea con carácter ocasional.
En España, alrededor de 2,7 millones de personas participan en tareas de voluntariado y el perfil más común de la persona voluntaria es el de una mujer de entre 34 y 45 años, con estudios superiores, con menores de edad a su cargo y con una media de 5 años de participación en acciones sociales.
Pero la acción voluntaria no es solo un proceso de colaboración con el que impactar de manera positiva en el entorno, sino también un proceso de aprendizaje. Se desarrollan nuevas habilidades, se ahonda en el autoconocimiento y se presta más atención al mundo que nos rodea. Además, la experiencia permite conocer nuevas comunidades, personas, organizaciones y realidades al tiempo que se aumentan capacidades y destrezas. El voluntariado brinda la oportunidad de desarrollar aspectos como, por ejemplo, el trabajo en equipo, el liderazgo, la organización y planificación, la innovación y creatividad, la empatía y la comunicación interpersonal e incluso la autoestima.
¿Quieres formar parte del voluntariado?
Hay una serie de cuestiones que conviene plantearse para sacar el máximo partido a la tarea solidaria cuando se quiere realizar un voluntariado formal. Estas son las sugerencias de la Plataforma Española de Voluntariado:
– Reflexionar sobre las razones para formar parte de la acción voluntaria, buscando información por distintas vías para plantear cuál es el compromiso que se desea adquirir.
– Conocer el entorno e identificar las necesidades, teniendo en cuenta las prioridades y
expectativas y valorando las capacidades y aptitudes.
– Definir la participación, considerando el tiempo que se puede dedicar, el tipo de implicación y la causa en la que se quiere intervenir.
– Contactar con entidades que se ajusten a lo que se está buscando para valorar la posibilidad de incorporación.
– Establecer un acuerdo con la entidad para comenzar la participación.
La actividad voluntaria puede desarrollarse en diferentes ámbitos dependiendo de los intereses de la persona:
– Voluntariado social.
– Voluntariado internacional.
– Voluntariado ambiental.
– Voluntariado cultural.
– Voluntariado deportivo.
– Voluntariado educativo.
– Voluntariado socio-sanitario.
– Voluntariado de ocio y tiempo libre.
– Voluntariado comunitario.
– Voluntariado de protección civil.
Como decíamos al inicio, no todas las acciones voluntarias se enmarcan dentro de las actuaciones de una organización. También pueden surgir de manera espontánea a nivel particular y motivadas por la ayuda mutua. Normalmente, el voluntariado informal implica dedicar tiempo y energía para ayudar en la vida cotidiana de las personas. Dentro de este tipo de actividades, se enmarcaría, por ejemplo, comprar alimentos o medicamentos para personas vulnerables, con movilidad reducida o de edad avanzada sin que exista el soporte de una entidad. De hecho, incluso algo tan sencillo como sacar la basura o dar conversación podría convertirse en una actividad de voluntariado.
En este caso, la tarea tiene mayor flexibilidad, ya que no estaría sometida a los horarios establecidos, a una descripción formal de funciones, ni supeditada a la supervisión de una persona responsable de voluntariado.
¿Y tú? ¿Ya formas parte de la acción voluntaria? Quizá ya realizas alguna acción de voluntariado informal, ¿verdad? ¡Nos encantaría que nos lo cuentes!